El valor de la IA en el tejido empresarial frente al escepticismo

La integración de la IA en todas las parcelas de la vida y en todas las empresas, independientemente de su envergadura y sector económico, lleva a pensar a que no se trata de una herramienta de futuro, sino también, en un aliado del presente. En este sentido, Sundar Pichai, director ejecutivo de Google, asegura que es la tecnología más profunda en la que trabaja la humanidad.

La IA también se aplica a la digitalización documental, teniendo un gran potencial para redefinir el panorama de funcionamiento corporativo y mejorar aspectos clave como la eficiencia, la productividad y la rentabilidad. El papel de la IA en la digitalización documental es clave, pues permite analizar y entender el contenido de los documentos de manera similar a como lo haría un ser humano.

En STDD trabajamos porque la resistencia que rodea a la IA se sobrepase, demostrando que, tal y como sucedió con otras revoluciones tecnológicas en el pasado, acabará aportando un plus al valor empresarial.

Con la IA en la digitalización documental es posible ganar eficiencia, precisión, acceso rápido a la información, mayor seguridad y cumplimiento normativo. Son infinitas sus ventajas, ya que utilizando algoritmos de IA, el OCR permite la conversión de imágenes o documentos escaneados en texto digital editable.

Claves del escepticismo a la IA en las empresas

La IA implica la denominada ‘tecnofobia’, un concepto y un reto común del pasado. Es muy importante que las empresas no desestimen el valor de la IA, especialmente en aspectos clave como la innovación, en pro de transiciones más suaves e integraciones más sólidas.

Pérdida de empleo

El escepticismo hacia la IA llega, fundamentalmente, motivado por el miedo a la pérdida de empleo. Los trabajadores presentan ese temor a que la IA pueda sustituirles debido  a que existe la mentalidad infundada de que la automatización dejará obsoletas las capacidades humanas.

No obstante, no solo hace alusión a las tareas manuales, sino también a las funciones basadas en el conocimiento. Los sistemas de IA se vuelven más sofisticados, aumenta la preocupación de que puedan superar a los humanos y se le ponen límites a la integración total de la IA.

Falta de comprensión

Si la IA no termina de triunfar y de consolidarse en el tejido empresarial es como consecuencia de que sus complejidades pueden llegar a ser desalentadoras, llegando a sentirse las personas que no comprenden la tecnología excluidas, De ahí que se despierte un sentimiento de desconfianza con respecto a su fiabilidad e imparcialidad.

Esto va de la mano de una importante pérdida de control. Si se aplica la IA en la digitalización documental se estará aportando un plus de valor a las tareas más rutinarias. No obstante, la imprevisibilidad de la IA genera cierto temor, una incógnita infundada porque se cree que se cede el control en los procesos críticos de toma de decisiones.

Directrices éticas

No hay que olvidar la importancia que cobra la influencia de los algoritmos de IA en los prejuicios sociales. Es fundamental que se logre vigilar el uso indebido de datos personales, especialmente a la hora de procesar grandes cantidades de información como en la digitalización documental. De ahí la necesidad de implantar marcos éticos sólidos en base al desarrollo de la IA.

Temor por dependencia

Hay un miedo inexplicable de depender en exceso de las tecnologías, y en concreto de la IA. Así pues, se considera que se perdería el control y el valor de las habilidades humanas esenciales, encontrándose en una situación vulnerable e imparable.

¿Cómo abordar el escepticismo ante la IA?

Para combatirlo de manera eficaz, las empresas deben realizar un trabajo como el que desempeñamos desde STDD. Para nosotros, la IA es un aliado en la digitalización documental.

Todo parte de la defensa de la educación y de la transparencia. Es importante formar a los profesionales en talleres, seminarios y sesiones formativas en IA para desmentir mitos y demostrar las ventajas de esta nueva tecnología como aliada. De este modo, las empresas deberán mostrar, con plena transparencia, por qué quieren incorporar la IA al tejido corporativo.

En línea con lo anterior, la IA en la digitalización documental u otros sectores debe ir de la mano de unas directrices éticas y normas claras sobre el uso de la IA. De este modo, se garantizará que la tecnología actúa de forma coherente y responsable, acorde a los valores de la empresa.

Es muy importante que se apueste por programas piloto para que los empleados interactúen con la tecnología a menor escala, conociendo su funcionamiento y ventajas clave. Se desarrollará una toma de decisiones inclusiva, implicando a todas las partes de la empresa. Es importante, para ello, consolidar una sensación de propiedad y control.

En todo momento, la empresa deberá trabajar por cultivar embajadores de la IA, identificar quiénes son los promotores encargados de incentivar e impulsar su aceptación, ya sea en el entorno de la digitalización documental o en cualquier otro. Solo así se conseguirán unos resultados francamente exitosos.

 

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