La transformación digital está siendo proceso clave para la productividad en el sector empresarial y para la efectividad en el ámbito público. En el último año se ha observado como muchos operadores económicos y sociales se han lanzado a superar la brecha digital. Sin embargo, muchos de estos procesos fracasan.
Las cifras pueden ser bastantes alarmantes. Según diversos estudios, más del 80 por ciento de las empresas que se han lanzado a un proceso de transformación digital han fracasado en mayor o menor medida. Se pueden señalar una serie de errores causantes de esta situación:.
No realizar un análisis previo. El punto de partida es clave para un proceso de transformación digital. Es necesario conocer los procesos y los medios ya existentes. Hacer un análisis de los fallos y los puntos fuertes es esencial para esta empezar a instaurar medios digitales en cualquier empresa u organización.
Establecer metas poco claras e irreales. Muy relacionado con el punto anterior, si no se tienen claro para qué se quiere realizar el proceso de transformación digital es muy posible que se produzca el fracaso. La idea general de “modernizar” una empresa puede ser muy vendible, pero es errónea. Es necesario saber en qué se quiere mejorar y cómo ayuda a los objetivos de empresa.
Tomar decisiones erróneas no basadas en criterios objetivos. No será la primera vez que un CEO se vea deslumbrado por un software espectacular con multitud de prestaciones que no necesita. La relación coste resultado acaba siendo un desastre.
Por el contrario, los directivos más conservadores temen lanzarse al proceso de transformación digital poniendo todo tipo de obstáculos. Consultar con un experto siempre es la mejor opción.
Un buscar el compromiso y la implicación basada en la cultura empresarial. El proceso de transformación digital supone cambios muy profundos. Por ello se requiere de la participación de todos los miembros de la empresa o entidad. Muchos procesos cambian volviéndose más simples y transversales. Esto requiere, además de la correspondiente formación, de un ajuste de las misiones y valores de un negocio.
No realizar el seguimiento adecuado. Una de las principales características del proceso de transformación digital es que una vez iniciado nunca se acaba. Además de las correspondientes actualizaciones, se debe buscar la innovación de manera continua. Una vez superada la brecha inicial esto es más fácil, pero es necesario un trabajo constante.
No prever el impacto en el proceso productivo. El mismo proceso de transformación digital afecta de manera directa en la manera en la que se ofrecen los productos y servicios. Por un lado, la misma implantación puede generar una parada bastante significativa en la producción. Por otro lado, hay que tener en cuenta la posibilidad de que se necesario escalar para dar respuesta a las mejoras en los procesos.
No plantear el proceso de transformación digital como algo global. En muchos casos este proceso se suele realizar por partes a lo largo del tiempo. Es posible que se cambie de proveedor de servicios o que se use tecnología nueva más avanzada. Se producen digitalizaciones paralelas o alternativas que pueden ser incompatibles entre sí. Esta situación puede ser un verdadero lastre para la productividad.
El proceso de transformación digital es un cambio muy positivo para cualquier empresa u organización. También es un momento muy crítico que requiere que todos los pasos se realicen de manera adecuada para conseguir los resultados deseados.
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