Poca similitud existe actualmente entre la educación que recibieron nuestros abuelos y la que ahora reciben nuestros hijos. La imagen de las escuelas se ha transformado y la digitalización ha invadido el día a día de los más pequeños. La tecnología evoluciona con el fin de hacer más dinámica la enseñanza.

 

Que la tecnología juega un papel esencial en nuestra sociedad es algo casi evidente. Las cifras resultan más esperanzadoras al examinar la situación de las futuras generaciones, de esos niños que saben desde pequeños encender un teléfono móvil, manejar una tablet o navegar por internet. El desarrollo cognitivo de nuestros hijos ha evolucionado hacia el terreno de la digitalización, de tal modo, que podría afirmarse que en lugar de pensar con el lápiz y el papel ahora piensan en código binario. ¿Sabían que España es el país de Europa con más Smartphones por habitante y que más de 22 millones de personas acceden a internet a diario?

 

 

Esos nuevos hábitos se han apoderado de los más pequeños, que ahora juegan, leen y aprenden nuevos conceptos gracias al uso del ordenador o del dispositivo móvil. Ahora es posible encontrar los grandes clásicos de la literatura en formato ebook, aprender los afluentes del Tajo desde el teléfono móvil o realizar problemas matemáticos directamente desde el ordenador. Las horas eternas encerrados en la biblioteca consultando extensos manuales dejó paso a la mítica Enciclopedia Encarta, y ahora, en un solo clic, los niños pueden encontrar en Google todo lo que están buscando. No solo hablamos de internet, como vasta red informativa, sino también las bases de datos de los colegios, institutos y universidades, que cada vez ponen a disposición de los alumnos una mayor cantidad de artículos, archivos e informes de interés digitalizados.

 

 

La presencia de las nuevas tecnologías en las aulas se hace latente a partir de las innovadoras pizarras tecnológicas, de última generación y cada vez más frecuentes; aulas de informática con ordenadores altamente cualificados; portátiles en las mesas para poder seguir la clase desde la pequeña pantalla, visualizando y compartiendo determinados archivos; descarga de aplicaciones móviles educativas para reforzar conocimientos matemáticos, históricos o idiomáticos. Es cierto que el fenómeno de la digitalización ha eliminado esa mítica experiencia de los más pequeños de entrar en contacto directo con el olor y el tacto de un libro, pero también ha garantizado dar un paso hacia los nuevos formatos y apostar por la innovación como recurso emergente. Grandes documentos históricos con las mejores garantías de calidad y al servicio del alumnado.

 

 

Gracias a la digitalización, los libros y archivos educativos pueden ser consultados por alumnos de hoy y mañana, sin que se deterioren con el paso del tiempo. De igual modo, garantizan una simultaneidad, es decir, la posibilidad de que varios alumnos accedan al mismo documento a la vez y puedan compartirse y enviarse automáticamente en cuestión de segundos. Aunque no pensemos en ello, la digitalización permite sustituir las bibliotecas y los estantes de una habitación por un espacio más reducido donde guardar CDs y DVDs que pudiesen ser del interés educativo del alumnado.

 

 

Incluso, el fenómeno de la digitalización podría suprimir la necesidad de que los niños cargasen de casa al colegio con pesadas mochilas llenas de libros, valiéndose exclusivamente de un dispositivo tecnológico en el que tendrían las tareas a realizar. Esta situación aumentaría más aún si cabe la productividad y la rentabilidad del alumnado, el cual se sentiría más motivado a descubrir nuevos conceptos a la par que desarrolla sus habilidades tecnológicas. No obstante, y ante alarma de los padres, la digitalización en las escuelas es un fenómeno controlado, por lo que el acceso a internet y otros dispositivos tecnológicos siempre será seguro, responsable y con fines educativos.

 

 

La presencia de la digitalización en la educación reportará, en definitivas cuentas, notorios beneficios para el crecimiento de nuestros hijos:

 

 

  1. Motivar: Al digitalizarse las aulas se logrará que los alumnos trabajasen con diversos formatos audiovisuales (textos, imágenes, vídeos, juegos, sonidos, mapas, etc.), tornando las clases más amenas.
  2. Adaptar: La tecnología permite la personalización de la enseñanza, es decir, el alumno utilizará el material que mejor le estimule y que le ayude a aprender.
  3. Entender: La posibilidad de ampliar la información mediante imágenes y vídeos facilitará la labor del profesor, ya que el alumnado comprenderá mejor los temas y la información expuesta. Así mismo, los niños podrán ampliar conceptos de un modo rápido y sencillo.
  4. Practicar: La incorporación de la tecnología en las aulas ayudará al alumnado a desarrollar un aprendizaje kinestésico y a mejorar la calidad del proceso educativo.
  5. Agilizar: La comunicación entre los profesores, el alumnado, las familias y el personal docente se volverá más fluida, mejorando notoriamente el proceso de aprendizaje.
  6. Desarrollar: Las habilidades sociales y los sentidos lógico y crítico se verán desarrollados con la puesta en práctica de la digitalización en las aulas.

 

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